La mejor forma es preguntándole. El vendedor suele hablar y hablar, mientras que el empresario pregunta, escucha y luego ve si puede ayudar.
Esucucha mucho y habla poco. Pregunta y pregunta.
Veamos algunos conceptos:
La gente no compra cosas, servicios o ideas.
Quienes te lleguen a comprar no lo harán tampoco porque tú creas tener la mejor solución en el mundo para ellos.
Lo que ellos compran es lo que esas 'cosas, servicios o ideas' harán por ellos y cómo los hará sentirse.
Un ejemplo. Digamos que un amigo tuyo te dice que le interesa tu negocio porque necesita dinero extra. Pero, ¿por qué? ¿Para poder jugar golf? Puede que te diga eso, pero difícilmente sería esa la razón.
Mas bien sería algo como el querer deshacerse del sentimiento depresivo o baja autoestima por no poder tener el estilo de vida de sus amigos, quienes pueden jugar al golf a cualquier hora.
Cuidado con los scripts genéricos.
Por mas que creas que los conoces, debes tener cuidado de no dar nada por hecho. Trata a cada persona como un individuo con necesidades específicas, no genéricas. Si lo tratas genéricamente con un script que te ha funcionado, corres el riesgo de solo hablar de lo que tú crees que importa y de tus razones para que compre o se inscriba.
Para la mayoría de los emprendedores, utilizar scripts convencionales de ventas les hará perder más prospectos que los que convierte en clientes.
Crea un registro personal.
Toma una libreta con hojas en blanco y arriba de cada hoja escribe el nombre de un prospecto en tu lista. Ahora escribe todo lo que crees saber sobre cada persona: quienes son, tipo de personalidad, lo que les gusta, lo que no, satisfacciones, insatisfacciones, sentimientos que han expresado en el pasado sobre diferentes temas, etc.
Escribe lo que cada uno ha indicado en el pasado que revele un problema o necesidad que con tu solución se puedan resolver.
Si no tienes suficiente información sobre una persona, mejor no le llames para venderle, averigua primero más, inicia un proceso de descubrimiento.
Esto es necesario porque cada persona es diferente y tiene diferentes necesidades y las probabilidades de tener éxito con cada uno de ellos depende de qué tanto sepas de sus necesidades para saber si puedes o no ayudarlos.
Anota en la hoja de cada prospecto los productos que creas que le pueden servir o bien, la razón por la que puede interesarle el negocio. Después descubre poco a poco si lo que crees es realmente correcto y trata de interesarlo en eso.
Ponte dentro de los zapatos de cada persona que llames. Se trata de él y sus necesidades, no de tí y las tuyas. Si te ven el signo de $ en la cara, no te abrirán las puertas.